sábado, 11 de agosto de 2012

La viuda y el juez desconsiderado

Parábola de la viuda y el juez
En Lucas 18-1-8
Nueva Versión Internacional (NVI)

18 Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario.” Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible.” »
Continuó el Señor: «Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»


Está parábola no necesita mucha explicación, ¿qué nos enseña? Debemos orar y orar sin darnos por vencidos aunque pase el tiempo y no recibimos respuesta. La viuda significa la oración del creyente. Ella insistía al juez para que se le hiciera justicia con su adversario, como nosotros que le pedimos al Señor que nuestro esposo o esposa regrese a nuestro lado.  Ese Juez no era un buen hombre, según la Palabra, porque no tenía temor a Dios ni consideración con las personas. Al final el juez escuchó a la mujer, en este caso porque no quería que lo molestara más, en pocas palabras no quería ver a la mujer. Nos da a entender que el Señor, que sí nos ama de verdad, nos hará justicia y sin demora. ¿No es esa una bonita promesa? ¿Por qué pasa el tiempo y no sucede nada? Porque el Señor conoce el momento justo para traer a nuestros esposos; no es a nuestro tiempo, sino al tiempo de Él. La clave está en seguir orando sin cansarnos, porque llegará el día en que Dios dirá: “Cuanto ha sufrido mi hija (o) amada (o) y nunca ha desfallecido en la oración, siempre me ha alabado a pesar del sufrimiento; así que ya es hora que traiga a su esposo (a) del vuelta.

Dios les bendiga Denisse


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